¡Verbatims, para qué os quiero!

En el ámbito de la investigación de negocio, a menudo buscamos la «voz del cliente» como la piedra angular para la toma de decisiones. Y ahí es donde entra en juego el verbatim: esa cita textual, esa frase directa que captura la esencia de lo que piensa o siente una persona. Es un recurso poderos, sí, pero como todo recurso, tiene su valor y sus límites.


Sí, es una evidencia concreta y tangible

El verbatim es, sin duda, la voz directa de las personas. Nos ofrece una evidencia concreta y tangible de los patrones y temas que identificamos en nuestros análisis. Es lo más parecido a asomarse a la cabeza de una persona.

Imagina que estás desarrollando un nuevo producto y una persona dice: «Me encanta el concepto, pero la interfaz es tan confusa que me siento frustrada cada vez que la uso». Ese verbatim no solo identifica un problema; lo hace con la emoción y la especificidad que ningún dato cuantitativo podría lograr. Humaniza los datos y puede inspirar soluciones más creativas y empáticas.


Llena de limitaciones

El verbatim, por su naturaleza única, tiene limitaciones que, si se ignoran, pueden llevar a decisiones erróneas:


Los verbatims aportan riqueza y aumentan la comprensión de la investigación. Sin embargo, su poder reside en su uso como apoyo ilustrativo de los hallazgos, resultado de análisis cualitativos y cuantitativos más amplios. Utilicemos la voz de las personas para empatizar, difundir e inspirar, pero evitemos la trampa de dejar que lo anecdótico defina nuestra estrategia.